LA PRESENCIA FEMENINA EN LA INDUSTRIA NAVAL

Creatividad y perseverancia, las razones que una mujer desarrolló para abrirse camino en una actividad con liderazgo masculino.
Silvia Martínez preside la Cámara de la Industria Naval Argentina y, desde los 17 años, navega entre buques y astilleros. Tras más de cuatro décadas de trabajo, alienta a crear una flota de bandera sustentable e impulsa políticas con foco de género.
Publicado: 21-05-2021

Con tacos de ocho centímetros, una jovencísima Silvia Martínez, que aún no arañaba los 20 años, subía la planchada de un buque en el astillero Tandanor. Fue el primer recorrido de tantos que realizaría desde que, en 1975, comenzó a vincularse con la industria naval. “Fui conociendo los puertos, presencié trabajos de mucha importancia, cambios de coronas en grúas y no me asustaron ni el frío ni la situación”, recuerda esta mujer que, hace 46 años, aprendió timonear con éxito para abrirse camino -y llegar a buen puerto- en un mundo tradicionalmente liderado por hombres.


Martínez preside la Cámara de la Industria Naval Argentina (CINA) y no se detiene. Piensa. Traza. Ejerce. Trabaja codo a codo con las pymes y con las mujeres, y sueña con tener un país mejor. Como parte de ese lineamiento, el mismo que viene cultivando en las últimas cuatro décadas, impulsa diversos proyectos vinculados a generar una industria más sustentable, competitiva e inclusiva que ayude a la Argentina a dar batalla frente a un contexto complejo, volátil e incierto.



A pesar de tener una agenda apretada -la semana comenzó con una reunión en Presidencia para participar del proyecto Estrategia Hidrógeno 2030-, reservó unos minutos para conversar con Infobae y repasar su trayectoria, una historia de inspiración que da cuenta de cómo su talento, tesón, templanza, entusiasmo y creatividad le permitieron crecer y desarrollarse en un sector del que las mujeres parecían estar ajenas.


Martínez había empezado a estudiar el profesorado de Ciencias Biológicas, pero poco tiempo después decantó por Medicina. En paralelo trabajaba. Lo hacía en un estudio contable entre cuyos clientes se encontraba un taller de reparaciones navales ubicado en el barrio porteño de La Boca. “A la empresa le gustaba cómo trabajaba y mi capacidad de decisión, y los dueños me llamaron para que comenzara a trabajar con ellos: me ofrecieron triplicar el sueldo y becarme para estudiar”. La propuesta la tentó. Y, a partir de ese momento, cambió el estetoscopio por el timón y comenzó a hacerse camino entre astilleros y buques, mientras cursaba la licenciatura en Administración de Empresas con especialidad Naviera en la Universidad de la Marina Mercante, de la que egresó en 1984, y la carrera de Perito Naval.


Silvia Martínez preside la Cámara de la Industria Naval Argentina. Su experiencia en el sector se remonta a 1975, cuando tenía apenas 17 años

Silvia Martínez preside la Cámara de la Industria Naval Argentina. Su experiencia en el sector se remonta a 1975, cuando tenía apenas 17 años


“Trabajábamos los 365 días del año, feriados, con lluvia; caminé por las salas de máquinas y tuve que entender la problemática que tenían en cada puerto. Yo  era la única piba a bordo de los buques tratando de ver qué se necesitaba, qué repuestos se requerían, qué precisaba el personal, hablando con prefectura por los trámites administrativos que había que hacer y, para mí, como mujer, todo esto fue muy interesante”.


Algunos de los principales desafíos que afrontó en la industria se dieron especialmente durante aquella juventud y por cuestiones de género: el lugar de la mujer en esta actividad fue, tradicionalmente, marginal. Y, si bien las mujeres podían demostrar su capacidad profesional, los espacios de decisión y posiciones de liderazgo estuvieron, en general, reservados para hombres.


A medida que fue pasando el tiempo, sus responsabilidades en el taller se fueron incrementando. Allí se desempeñó -y se formó- hasta 1993, cuando decidió independizarse.


Algunas de las políticas implementadas en los años 90 debilitaron al sector, sostiene Martínez, quien no pudo -ni quiso- quedarse de brazos cruzados. “Conformé una empresa dedicada al raschinaje, la limpieza de los tanques en buques de hidrocarburos. Y, complementando con el servicio, el montaje de estructuras metálicas”.


Así comenzó a vincularse con nuevos oficios, con otras normativas de seguridad, con el personal. Lo hizo y lo logró. Ya con el nuevo milenio, llegó a Tandanor, uno de los mayores astilleros navales de América Latina, especializado en reparación y conversión de embarcaciones. “Allí me familiaricé con todos los contratistas, así que estaba al tanto de la problemática de las pymes desde adentro. Desde 2003, con las autoridades de la CINA, participé activamente buscando políticas de desarrollo para la industria naval”, comparte.


Primera presidenta mujer


En 2009, a Martínez la propusieron en la asamblea para ocupar la presidencia de la CINA y fue reelecta cada dos años desde entonces. Es la primera presidenta mujer en la cámara, que se creó en 1964 y que nuclea a unas 60 firmas, entre talleres, astilleros y proveedores para la construcción y mantenimiento de buques, puertos, boyas y plataformas off-shore.


La presidenta de la CINA busca llevar a todo el transporte hacia energías limpias.

La presidenta de la CINA busca llevar a todo el transporte hacia energías limpias. "Es una transformación y es un cambio de hábitos porque hay que convencer a los armadores de que salgan de combustibles tradicionales a combustibles nuevos. Y, en realidad, el GNL es nuevo para nuestro país porque en el mundo desde hace 50 años ya hay buques con esta propulsión. Hay 600 busques así en el mundo", dice (Prefectura)


Desde esta posición, propició políticas de desarrollo en la industria, en las pymes y también en la generación de empleo. “Sigo comprometida con crear trabajo y acercarle al Gobierno propuestas que sean de aporte. Por ejemplo, dado que perdimos la participación de la bandera en la hidrovía, en el transporte fluvial, busco fijar objetivos de cómo podemos planificar esa recuperación y planificar también la recuperación del transporte marítimo. No es posible que, siendo un país productor de alimentos, sacrifiquemos la erogación de divisas por flete. El país pierde 5000 millones de dólares al año en fletes, pudiéndolos hacer nosotros. El sector requiere una debida planificación para ponerse a tono con esto”, agrega.


Uno de los proyectos que impulsa es el de innovación con la propulsión a GNL. La propulsión eléctrica en todos los medios de transporte y, en especial, por agua, afirma, cuida el medio ambiente, cumple con las normas internacionales de reducción de emisiones y, además, baja los costos, permitiendo que los productos con sello argentino lleguen a otros mercados con competitividad. “La propuesta general es llevar a todo el transporte hacia energías limpias. Es una transformación y es un cambio de hábitos porque hay que convencer a los armadores de que salgan de combustibles tradicionales a combustibles nuevos. Y, en realidad, el GNL es nuevo para nuestro país porque en el mundo desde hace 50 años ya hay buques con esta propulsión. Hay 600 busques así en el mundo”, explica.


“En las embarcaciones, hay dos costos que significativos: el combustible y los salarios. Si logramos reducir los costos del combustible en el orden del 58% al 62%, podemos hacer que nuestros productos lleguen a nuevos mercados e incrementar las exportaciones.  Un país crece con exportaciones”, agrega.


Mujeres maritimistas


Martínez, junto a Paloma Loewenthal, Verónica Iesu y Nancy Figueroa, creó el Grupo Mujeres Maritimistas. Tras repasar los temas en el sector que merecían gestión, a través de esta red, asumieron el desafío conjunto de buscar dar solución a las debilidades que se estaban atravesando y a dar visibilidad a cuestiones que no estaban en agenda. “Al comienzo éramos cuatro y ahora somos 60 en todo el territorio nacional”, dice con orgullo. El grupo está conformado por mujeres de la parte armatorial y están representadas la industria naval, el turismo fluvial y marítimo.


Silvia Martínez quiere ayudar a la industria a adaptarse al mundo 4.0, digitalizarla e incorporar nuevas tecnologías, además de impulsar el consumo de energías limpias y generar trabajo (EFE/Franco Trovato Fuoco)

Silvia Martínez quiere ayudar a la industria a adaptarse al mundo 4.0, digitalizarla e incorporar nuevas tecnologías, además de impulsar el consumo de energías limpias y generar trabajo (EFE/Franco Trovato Fuoco)


El recorrido desde 1975 hasta hoy fue muy duro. Es una industria de hombres. Lógicamente, al ir pasando los años, hubo mujeres que se atrevieron y se animaron a seguir la carrera de ingeniería naval, de arquitectura naval. En Prefectura empezó a haber chicas. Empezaron a incorporar chicas que navegan, tripulantes de los buques”, analiza.


La presidenta de la CINA habla de creatividad, una habilidad característica, dice, de las mujeres. La pandemia de COVID-19, lejos de paralizarla, la impulsó a seguir haciendo. “La crisis es una oportunidad: como los turistas no van a viajar al exterior por la pandemia, pensamos en invitarlos a conocer la Argentina desde el agua. A través del transporte fluvial y marítimo, mostrarles a la familias lo que es la flora, lo que es la fauna, conocer la ciudad desde otro lugar”.


Otra iniciativa surgida del grupo de mujeres tiene que ver con el descarte cero. “En el sur, en la milla 201, hay buques de langostinos que descartan a las otras especies. Preocupadas por la pobreza que nos afecta, pensamos que podíamos presentar un proyecto al Estado: con ese pescado que se descarta, contratar dos chefs, enseñarles a las mamás y a las abuelas a cocinar y potenciar lo que es el pescado con proteínas y nutrientes para que en la infancia los chicos tengan mejor alimentación”, sostiene.


La mujer es una máquina de trabajar, de proponer, de ser perseverante y creativa. Ante una situación desfavorable, el hombre tiende a paralizarse más, mientras que la mujer saca garra y enfrenta los problemas. Lo veo en las pymes. Estar al frente de una no es sencillo: hay que ser creativa, innovar todos los días, encontrar propuestas nuevas, salir a buscar trabajo para sostener el plantel. Estuve al frente de una empresa que tenía 120 personas y la adrenalina diaria estaba a top todos los días”.


Martínez trabaja intensamente. “El Gobierno y las pymes nos necesitan”, dice. Pero, también, manifiesta su preocupación por la pandemia de COVID-19. “Nos declararon tareas esenciales pero todavía no estamos siendo priorizados en el plan de vacunación. Ese es otro desafío para cuidar a todos los trabajadores”, cierra Martínez, en cuya agenda también hace lugar para otros retos a corto plazo: ayudar a la industria a adaptarse al mundo 4.0, digitalizarla e incorporar nuevas tecnologías, además de impulsar el consumo de energías limpias y generar trabajo.


FUENTE INFOBAE




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