EL REFOCAPEMM Y LA ESCUELA NACIONAL DE NÁUTICA DOS TEMAS QUE ACAPARAN
LA ATENCIÓN DE LOS MARINOS MERCANTES

Por estos días, la Armada Argentina está culminando el borrador del nuevo REFOCAPEMM que será sometido a consideración de los Centros profesionales. Por otra parte, aún resta concretarse el Consejo Consultivo de la Escuela Nacional de Náutica.




A 18 años de su última modificación; el REFOCAPEMM, Reglamento de Formación y Capacitación del Personal Embarcado de la Marina Mercante, esta a punto de ser modificado por la autoridad de aplicación (Secretaría de Transportes de la Nación) en su anteproyecto trabaja la Armada Argentina, la Prefectura Naval y los centros profesionales de marinos. Esta nueva edición será mucho más rica en consideraciones que la versión 1994; ello en virtud de la existencia del STCW en su última actualización (Manila 2010).

La norma internacional ha revolucionado los reglamentos de formación y capacitación de los países miembros de la OMI, estableciendo estrictas normas que atañen no sólo a los alumnos de institutos de formación, sino además a profesionales ya graduados y a los instructores marítimos.

Consideraciones tales como: tiempo mínimo de embarco y singladuras realizadas entre grado y grado de la escala profesional, cursos de refresco y de ampliación de competencias profesionales, transferencias entre distintos estadios de la profesión del marino e incluso el pasaje de marinos militares a la marina civil, son estrictamente regulados por la nueva norma.

El tema de las transferencias de profesionales de las fuerzas armadas y de seguridad al ámbito mercante siempre ha sido visto sino con preocupación, con al menos una debida atención por parte de los centros profesionales de marinos.

En algunos momentos de la historia del REFOCAPEMM se había considerado la posibilidad de eliminar la exigencia que el profesional militar deba encontrarse retirado o de baja para acceder al título que le permitiera tramitar la “libreta de embarco”, lo que de haberse concretado hubiera llevado al hipotético caso de tener en épocas de licencia militar, oficiales de la fuerza armada tripulando buques civiles; dando origen a situaciones tan “originales” como en caso de producirse sumarios por actuaciones en su rol de marinos mercantes, a personal militar sujeto a investigación por parte de la autoridad marítima, pero con el ingrediente adicional y paradójico que se los podría encontrar tripulando un buque militar al mismo tiempo que están siendo sumariados precisamente por la autoridad marítima.



Otra desprolijidad estaría dada por el hecho que -dado lo reducido del mercado laboral marítimo en la actualidad- un centenar de oficiales militares que haciendo uso de su licencia reglamentaria optaren por navegar en buques mercantes, alterarían fuertemente la ecuación oferta demanda del mercado local. Ni que hablar de los problemas que se podrían originar si la operación del buque mercante se retrasa y el militar no se encuentra presente en su destino al finalizar su licencia.

Algunas legislaciones llegan al extremo de no considerar ninguna posibilidad de transferencia entre marinos militares y mercantes, lo que sin lugar a dudas es un despropósito ya que buena parte de la formación reconoce aspectos comunes a ambas ramas de la profesión del marino.

Estos y otros aspectos serán a partir de los próximos días cuidadosamente analizados por especialistas de cada entidad profesional, algunas de las cuales ya han contratado los servicios de expertos en la materia para recibir el asesoramiento adecuado.

El otro tema pendiente aún de resolución –a pesar que su implementación debió realizarse hace varios años- es la convocatoria al CONSEJO CONSULTIVO DE LA ESCUELA NACIONAL DE NÁUTICA. Este instituto superior de formación viene atravesando desde hace ya un largo tiempo algunos problemas estructurales que se relacionan con la composición de su elenco de oficiales, sus planes de estudio -tanto para alumnos como para graduados-, los que se suman a la falta de un buque escuela para las prácticas exigidas por la OMI y buques en cantidad y calidad suficientes para la realización del pilotinaje.

En lo que hace a la plana mayor de la misma, paulatinamente y merced a las grandes diferencias salariales entre el personal embarcado y el marino sujeto a tareas docentes, se ha ido perdiendo el interés por parte de los profesionales del sector en integrar sus cuadros superiores, habiéndose llegado al extremo para la especialidad máquinas, de no contar en la práctica la ESNN con oficiales de esa especialidad con título superior que se encuentren en algún área relacionada con la formación de cadetes. Lo que de por sí es GRAVÍSIMO.

Es reconocida no obstante la preocupación constante de la Armada Argentina y del Centro de Maquinistas Navales por esta situación, esta última organización profesional, viene bregando para que se comprenda la necesidad que resulta imperioso que en la conducción superior del Instituto Naval, se cuente con un oficial de grado máximo de la especialidad a efectos que los cadetes vean que un marino de su especialidad participa en la conducción y por otra parte, para el necesario asesoramiento a la Dirección de la ESNN y de Educación Naval sobre aspectos que quienes no poseen ese título necesariamente desconocen.

Los consejos consultivos, han sido sabiamente instaurados para que todos los participantes de la comunidad educativa puedan interactuar en la elaboración de planes que coadyuden al establecimiento de las mejores políticas para la actividad. Si bien los mismos resguardan la decisión final para las autoridades navales, le dan a estas un marco de referencia mucho más amplio que el que se obtiene en la soledad de un despacho.

Los próximos meses serán ricos en novedades y es de esperar que las mismas permitan recuperar el tradicional prestigio que el instituto de enseñanza naval más antiguo del país ha tenido hasta hace unos pocos años atrás.