SE LLEVÓ A CABO LA CUMBRE ENTRE ARMADORES Y GREMIOS
EN LA SEDE CENTRAL DE LA ITF EN LONDRES

Durante la segunda semana de mayo se dieron cita en la sede central de la ITF representantes de las principales navieras del mundo y de los sindicatos de trabajadores marítimos. La delegación Argentina estuvo integrada por el Director de la Liga Naval Argentina y Presidente del Centro de Maquinistas Navales MNS Horacio Domínguez.


El conclave tuvo una rica variedad temática, desde la discriminación a bordo, la piratería, la problemática del traslado y repatriación de tripulantes, la incorporación de las nuevas generaciones de marinos a la profesión en condiciones de total ideoneidad y la contaminación del medio marino.

Un tema que mereció especial atención y en el que la delegación argentina tuvo una activa preocupación, lo constituyó la falta de vocaciones marinas y el poco tiempo que quienes ingresan a la profesión se mantienen en la misma.

En este sentido, se percibe claramente que las motivaciones que empujan a los humanos al mar, van mucho más allá de una retribución económica. Por cierto el salario justo por el sacrificio que implica la vida a bordo es un elemento de insoslayable importancia; pero la reducción drástica de las estadías en puerto, la merma en la cantidad de tripulantes, la existencia de terminales alejadas de los centros urbanos, han impactado fuertemente en quitarle a la profesión uno de sus componentes. “Ese espíritu mezcla de aventurero y romántico” que impulsaba a quienes elegían al mar como profesión.

Esta realidad, que causa preocupación tanto entre las asociaciones gremiales como entre los armadores, deberá ser abordada con soluciones que procuren devolver a la vida del marino algo de encanto y atractivo que perdió. Una de las ideas en las que comenzó a trabajarse es en la posibilidad de establecer estadías en los puertos de por lo menos 24 horas, al margen del tiempo de operación del buque. Si bien la primer reacción podrá ser negativa por cuanto esta práctica implica incremento de los costos operativos, la alternativa parece ser aún peor. Los armadores se quedarán en poco tiempo sin tripulantes en los buques.

Seguramente estas conversaciones irán escalando hasta ser consideradas por la propia OMI en algún futuro convenio de mejora de las condiciones de vida a bordo las que no sólo están dadas por una buena alimentación, condiciones de trabajo seguras y una habitabilidad digna, sino seguramente por un delicado equilibrio entre el tiempo en alta mar y en tierra firme.

Suena polémico, pero el tema ya está planteado.